Doce maratones por Lorca

"A eso de las tres y media llegué de trabajar. Al rato, Noelia y yo, fuimos a acompañar a nuestra hija Blanca al colegio, uno de los pocos que quedan con clases por la tarde. Después de tomar un café con los amigos me fui a casa y me eché un poco la siesta. Puse el despertador a las cinco y veinte de la tarde para no dormir más de la cuenta. No me hizo falta; una tremenda explosión me sobresaltó y me llevó a salir corriendo a toda prisa del edificio. Estaba empezando a agrietarse. Fui a buscar a la niña a la escuela y las Madres Mercedarias ya las tenían en el patio a cielo descubierto, el lugar más seguro en esos momentos". Aun a día de hoy, emociona escuchar el testimonio de este enfermero de profesión.

Aficionado al running (y de los de buen nivel) desde hace más de ocho años, no ha encontrado una manera mejor de ayudar a sus paisanos que por medio del mayor de sus hobbies. Su idea es completar doce maratones en doce meses. Con su reto espera que la gente contrate kilómetros y realice donativos para la Mesa Solidaria de Lorca, un órgano gestionado por el Ayuntamiento que distribuye todas y cada una de las ayudas que reciben los damnificados por el terrible terremoto del pasado 11 de mayo.

"El segundo temblor, el peor, ya me pilló en una plazoleta en la que nos creíamos estar seguros. Eran las siete de la tarde y aún comentaba la jugada con la gente. Aquello nos terminó de rematar; los edificios que estaban agrietados se caían y lo que estaban enteros se agrietaban. Lo que ves en la tele, Haití, Japón, y que piensas que no te va a tocar nunca, pues lo tuvimos aquí. Fue una locura, una película de miedo", nos dice Rubén.

Después del horror, quince días durmiendo fuera de Lorca, en el campo, en casa de unos familiares. Al regreso, durante la primera noche en su agrietado hogar, mucho miedo; luego, cerca de un mes sin poder ir a su lugar de trabajo por encontrarse totalmente devastado. "¿La vuelta al entrenamiento? Tres meses y medio más tarde. No se podía ni correr ni entrenar. Todo Lorca estaba sitiado por la UME (Unidad Militar de Emergencias), los bomberos y Protección Civil. Por seguridad no te dejaban moverte, ni pasar con la moto, ni ir a casa a por ropa. Nada", sentencia.

Correr por Lorca

Por fortuna, ya empieza a recobrarse cierta normalidad y se han concluido al sesenta por ciento las obras de las viviendas que quedaban en pie. Desde diciembre mucha gente ha ido volviendo a sus casas, pero otros siguen viviendo de alquiler o conviviendo con las grietas de sus pisos. Para colmo, con el actual momento de crisis, las ayudas llegan más despacio. Por este motivo iniciativas como las de Rubén Soriano pueden contribuir a que Lorca recupere el pulso. "Todo suma", nos dice.

El Maratón de Las Palmas sirvió de punto de arranque para el reto. La acogida en Gran Canaria fue muy buena y los medios locales se hicieron eco de las buenas intenciones del atleta de Murcia. La recaudación, esperanzadora, pero en el resto de carreras debe ir a más. El Ayuntamiento de Lorca está prestando apoyo logístico a Rubén, y le ayuda en la consecución gratuita del dorsal, de la estancia y de un stand en la feria del corredor de aquellos maratones que la tengan. Allí venderá camisetas solidarias de apoyo a los lorquinos y colocará una urna en la que se recogerán donativos.

Un buen amigo suyo, Luis Giner (asiduo atleta en las pruebas en silla de ruedas), le ha confeccionado la página web, y otro, Francis Hernández, realiza funciones de manager además de llevarle el twitter. Su equipo se completa con su entrenador, Antonio Cazorla, y el fisio, Fernando Hernández. Todos ellos y gente como Paco Montaya, de Presintown Lorca, Luis Miguel Torroglosa, el presidente de su club, y nuestro amigo Juanfra Carrillo del Eliocroca, apoyan y miman a Rubén, que va camino de convertirse en Lorca en un auténtico héroe local.