The North Face Single Track II GTX

Estamos ante la evolución de las Single Track originales, aunque los cambios apreciados van mucho más allá, tanto que parece un modelo nuevo (excepto la suela). Es más alta, más estrecha, con un diseño más sobrio sin lugar para adornos. Quizá algo sosas, pero su cometido no es que sean bonitas. Una de las principales novedades es la desaparición de las protecciones laterales y del logo de la marca, lo que ha reportado un plus de ligereza.

En el pie: lo primero que notamos es el cambio de horma y la altura de la parte trasera. The North Face ha abandonado la anchura del modelo anterior para evolucionar hacia una zapatilla que recoge y agarra más el pie debido a la introducción de la membrana gore-tex en el interior. La lengüeta superior se mantiene igual y los cordones son excesivamente largos. Aún con dos lazadas quedan demasiado sueltos.

Primeros pasos: si uno de los aspectos destacados de las primeras Single Track era la amplitud del pie, aquí es todo lo contrario. Totalmente envuelto, no hay ni un milímetro libre. Mejor o peor, eso es cuestión de gustos. Una vez ya trotando se observa una pérdida de flexibilidad. Este modelo ha transformado su polivalencia para hacerla más apta en caminos y montaña. La amortiguación sigue siendo uno de sus puntos fuertes, sobrada en la parte trasera y suficiente en la delantera, para hacer muchos kilómetros sin que nuestras piernas se quejen.

La suela: Si en una zapatilla con tantas innovaciones se ha optado por no tocar la suela, es porque funciona de maravilla. Buena distribución de los tacos, no excesivamente grandes, que se comportan a la perfección en caminos y sendas poco técnicas (el hábitat natural de este modelo) y que responden con nota en su agarre en roca y piedra. Precisamente su poca profundidad aporta la seguridad necesaria cuando transitamos por terrenos complicados, no así en barro, donde es difícil avanzar. Si nos centramos en el agarre sobre piedra mojada, estas zapatillas sí vuelven a estar a la altura.

La zapatilla: Todo lo que no se ha tocado en la suela se ha invertido en rediseñar por completo la zapatilla propiamente dicha. Su mayor altura nos otorga seguridad cuando los entrenamientos se complican. La modificación de la horma a una más estrecha va enfocada en la misma dirección, sin preocuparse ahora de que nos baile el pie en el interior. Que se hayan eliminado las protecciones laterales no significa que tenga ausencia de ellas. Se han quitado de donde no eran necesarias y se han incrementado donde verdaderamente se necesitan: en el talón, en la puntera y en la parte superior. Las cintas interiones son las que hacen las funciones de sujeción del conjunto, junto al sistema tipo bota donde se introduce el pie.

Membrana Gore-Tex: Característica principal de este modelo. La membrana envuelve e impermeabiliza el pie. Probadas en condiciones de lluvida durante dos horas y media, barro y charcos hasta media pantorrilla, el resultado fue sorprendente: pie 100% seco y caliente. Podemos afrontar el invierno con totales garantías.

Conclusiones: Si la Single Track original pedía caminos y pistas y resultaba algo floja cuando el terreno se complicaba, en esta segunda versión la marca ha proyectado una zapatilla pensando en la montaña pura y dura. Aun así, siguen sin ser montañeras del todo, pero sus modificaciones nos permiten afrontar recorridos agresivos con mayor confianza sin por ello abandonar las excelentes prestaciones en caminos y pistas forestales.

·Perfil de corredor. Corredores de montaña que busquen una zapatilla polivalente y todoterreno para competiciones y entrenamientos largos por recorridos no excesivamente técnicos y que necesiten amortiguación y comodidad durante muchas horas.