Apolo Esperanza, ciudadano del mundo

Dicen que cuando avanzas por la ruta inca y llegas a un lugar llamado la Puerta del Sol, muchos aventureros no pueden evitar derramar unas lágrimas. Desde allí se avista por primera vez el Machu Picchu, un antiguo poblado andino del que se han escrito cientos de leyendas. Apolo Esperanza, líder destacado del Inca Trail Marathon, calculó la ventaja sobre su perseguidor y tuvo la sangre fría suficiente para detenerse a contemplar el espectáculo. Un estado próximo al nirvana por las circunstancias que lo rodeaban. "Imagínate el momento, la emoción de llegar a la Puerta del Sol de la ruta inca, con la adrenalina de ir corriendo y a eso sumarle que vas en primera posición del maratón", nos cuenta con la voz quebrada.

Aquella carrera en Perú fue el colofón del proyecto que él mismo bautizó como Georunning, una aventura deportiva y geográfica que se convirtió en la mejor experiencia de vida imaginable. Todo comenzaba un año antes, en su ciudad natal, finalizando el Maratón Divina Pastora Valencia en un crono inferior a las tres horas. Por aquel entonces los sueños de nuestro protagonista solo estaban reflejados sobre un papel. Hasta que, con esfuerzo y dedicación, empezó a convertirlos en realidad. Por algo es coaching deportivo, una filosofía que ayuda a las personas a conseguir sus objetivos fundamentando sus valores en el aprendizaje deportivo.

Así, a cada una de sus ocho aventuras maratonianas, Apolo vinculó un valor. Su pasión por la geografía y los distintos pueblos del mundo fue el embrión de este proyecto planetario que le llevó a correr ocho pruebas en distintos climas, empezando en el Mediterráneo y acabando en la Selva Alta del Inca Marathon. A día de hoy cuenta con fascinación que ha convivido con masais, beduinos, maoríes o samis. "Lo que más me sorprende es que en los lugares más pobres del mundo es donde la gente que no tiene nada te lo da todo. Cuando vuelves de estos viajes te empequeñeces por fuera pero te engrandeces por dentro", comenta.

Aventurero por naturaleza, Apolo Esperanza empezó hace diez años a cubrir distintas distancias en diversas disciplinas deportivas. Gracias a su polivalencia pudo convertir en realidad su primer proyecto, llamado Geo5. Cruzó a nado el estrecho de Gibraltar, atravesó Laponia esquiando, las montañas del Tibet y el Atlas en bicicleta y cruzó Nueva Zelanda volando en parapente. "Además estuve en la travesía a nado por relevos más larga jamás realizada en España, desde Oropesa hasta las Islas Columbretes, 65 kilómetros", apuntilla el valenciano.

Aunque parezca mentira, el objetivo de Apolo Esperanza no era cumplir con todos sus desafíos. Su deseo era poder contarlo. Y eso es lo que hace en su libro La vuelta al mundo en cinco retos, y en las charlas y conferencias a las que asiste como coaching deportivo. "El deporte y la guerra son dos atmósferas muy hostiles y exigentes que obligan a sacar lo mejor de uno mismo. En mis discursos trato de transmitir este mensaje para que la gente pueda ponerlo en práctica en sus vidas diarias y ser más competitivos y mejores personas. Estas habilidades se pueden extrapolar a distintos escenarios, como el laboral o el familiar. El objetivo final es que cada persona gane en confianza, tolerancia y responsabilidad", sentencia Apolo.

A día de hoy nuestro protagonista se encuentra perfilando su segundo libro, Ocho habilidades para enfrentarse a ocho desafíos, donde explica el proyecto Georunning que le llevó a disputar estos ocho maratones tan particulares.