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K42 ADVENTURE MARATHON

Décimo aniversario de un atlético tango andino

Villa La Angostura acoge a miles de corredores cuando la primavera austral abraza el Parque Nacional Nahuel Huapi, escenario en el que se celebra el K42 Adventure Marathon, un paraíso para la vista y un infierno para las piernas.

27-ENERO-2013 - MIGUEL CASELLES / FOTOS: ORGANIZACIÓN K42
Villa La Angostura es la ciudad argentina que acoge el evento

Allá por 2003 un par de visionarios pusieron en marcha el primer maratón de montaña de toda Sudamérica. Los argentinos Rody Dómina y Diego Zarba conocían bien el lugar y sabían que el Parque Nacional Nahuel Huapi era un escenario inmejorable para lanzar su gran idea: Traer hasta allí la legendaria carrera que el miliciano Filípides inspiró como prueba reina del olimpismo moderno, la Maratón. Aquella carrera a la desesperada que, hace más de 2.500 años, en la antigua Grecia, fue el colofón de una batalla que preservaría la democracia para el mundo futuro.

Por supuesto, sus preceptivos 42 kilómetros de trazado patagónico eran el aliciente deportivo-aventurero y Villa La Angostura, situada a medio camino entre Bariloche y San Martín de los Andes, el incentivo de turismo activo. De semejante pócima iba a germinar un espectáculo deportivo concentrador de belleza, envasado en cristal panorámico. La genialidad del K42 proponía sobrevolar, corriendo a ras de suelo, desde el azul de los lagos hasta el blanco de las montañas pasando por el verde de los bosques. Una experiencia similar a la que vive desde las alturas el cóndor andino, avistando cómo el continente sudamericano se estruja entre los dos océanos hasta conformar una rugosa franja boscosa, salpicada de lagos y repujada de norte a sur por el nevado filo de Los Andes de la Patagonia.

Gracias a ese potente imán paisajístico, Villa La Angostura se transforma cada primavera austral en un hervidero de amantes del deporte y la naturaleza, dispuestos a degustar el sabroso desafío deportivo que es el K42. Desde la primera edición, Rody y Diego, fundadores de Patagonia Eventos y artífices de la criatura, tuvieron claro que el K42 debía ser el orgullo de la sociedad de Villa La Angostura y de sus instituciones públicas, como lo son famosos maratones para famosas ciudades. Con el paso de los años así ha sido y, en cada nueva edición, la ciudad se vuelca con miles de deportistas que no solo vienen a correr. También quieren conocer un espacio de rebosante naturaleza a granel.

Carrera sin fronteras
El trazado discurre por multitud de paisajes distintos

A lo largo de estos años, el trazado del K42 ha ido variando bajo la premisa de buscar los rincones naturales más característicos en torno a Villa La Angostura. A través de panorámicas de postal la traza a seguir se adentra en tupidos bosques, afronta fuertes pendientes rompepiernas, cruza ríos con el agua por las rodillas, sortea grandes rocas y troncos caídos, atraviesa campos de ceniza volcánica, asciende los cerros más altos, destrepa nevadas laderas y, en definitiva, entra en el paisaje patagónico por los escondidos senderos de lo que podría ser un escenario de cuento de hadas. Cuando la luz austral inunda el iris, la perspectiva desde las zonas altas se hunde en amplios valles tapizados de bosques, lagos y penínsulas, mientras al frente la vista choca con las paredes heladas de las montañas de Los Andes. En contados lugares de la geografía mundial se encuentra un avituallamiento visual de semejante dimensión.

Con todo, el recorrido de 42 kilómetros ronda unos cuatro mil y pico metros de desniveles. Desafío atlético plenamente asumible por cualquier corredor medianamente entrenado. Como guinda del pastel se pone en liza el Premio de la Montaña, destinado al primer corredor y corredora en pasar por la cima del cerro Bayo, cota más alta de la carrera, a 1782 metros. Además, la meta no baja el telón hasta que el último clasificado entra victorioso en Villa La Angostura. Una carrera de 15 kilómetros y otra destinada a los más pequeños completan el espectro deportivo de un fin de semana en el que tampoco falta entretenimiento social y una concurrida fiesta de despedida.

Durante estos 10 años de historia el K42 Adventure Marathon se ha convertido en el evento de trail running con más repercusión de Sudamérica. Conocidas empresas y marcas han participado con patrocinios. Famosos corredores de la élite mundial del atletismo y del trail runnig han competido allí. Pero sobre todo, han sido los miles de corredores populares, fieles a la filosofía del K42, los que han hecho de esta prueba un maratón de montaña imprescindible en el mapa mundi del trail running. Pues no solo se trata de correr. Se trata de viajar y conocer para correr, o viceversa.

Lejos de morir de éxito, los combativos Rody y Diego, además de cuidar lo mejor posible del K42 original, quisieron internacionalizar la marca K42 instaurando el Circuito K42 Series Adventure Marathon. En alianza con organizaciones locales de diferentes países, actualmente la serie internacional cuenta con etapas en K42 Francia (Bidarrai), K42 Brasil (Bombinhas), K42 Chile (Santiago), K42 Marruecos (Zagora), K42 Asturias (Lagos de Covadonga, España), K42 Portugal (Aldaix do Sixto), K42 Islas Canarias (Tenerife, España), K42 Australia y, por supuesto, la final en K42 Argentina (Villa La Angostura).

Erupción atlética
El Parque Nacional Nahuel Huapi es el escenario de la carrera

Pero el acontecer organizativo del K42 nunca ha trascurrido por camino llano, ha ido trepando por un sendero sinuoso lleno de obstáculos, como la carrera misma. Quienes han organizado un maratón de montaña saben bien que es mucho más agotador sacarlo adelante eficazmente que correr la propia prueba, una y otra vez, del derecho y del revés. Un ejemplo fue lo sucedido en la edición de 2011, cuando el volcán Puyehue reventó al otro lado de la cercana frontera chilena, provocando una columna de humo de 10 kilómetros de altura. Durante semanas, toneladas de cenizas lanzadas por el volcán tupieron por completo el recorrido del K42. La lluvia de ceniza llegó a colapsar ciudades por falta de visibilidad, se cerraron carreteras y aeropuertos. Los servicios públicos no dieron a basto y la ciudadanía tuvo que organizarse en sus localidades para hacer frente a la enorme catástrofe.

Contrariamente a lo esperado, corredores y voluntarios no tiraron la toalla y merced a un trabajo titánico, y con la angustia de lo impredecible, se pudo dar la salida del K42 bajo un paisaje casi lunar. Días antes de la carrera, en Villa La Angostura se retiraron ocho millones de metros cúbicos de polvo de ceniza para adecentar en lo posible la ciudad. Cerca de cinco mil visitantes, entre corredores, acompañantes y espectadores, acudieron a la cita del K42, y ese mismo día el volcán volvió a mostrar la fuerza de la naturaleza con una gran erupción. Sorprendentemente tras finalizar el maratón cesó el proceso eruptivo y el día despejó. En las fechas posteriores el volcán se fue ahogando y así sigue a día de hoy. Desde luego fue un K42 radicalmente distinto. Los corredores dijeron que habían corrido en otro planeta. Nunca el equipo de organización y voluntarios fue tan aplaudido.

Cuentan los indios mapuche (originarios pobladores de la zona) que las tormentas, las erupciones volcánicas y las avalanchas son obra de los pillanes, unos duendes que habitan en los cerros. Por eso dicen que hay que hacerles ofrendas, para que su poder sea benefactor. Seguramente, sin saberlo, el K42 se convirtió en esa ofrenda colectiva y, por qué no soñar, quizá sirvió para que los pillanes apagasen el volcán.

Llanto por un compañero

Superada con sobresaliente aquella situación aparentemente insalvable, el K42 sigue en una estela deportiva y social que no deja de sumar satisfacciones a sus miles de corredores. Y así ha vuelto a ser revalidándose en su décimo aniversario. A pesar de lo cual, sus artífices aseguran: "El K42 todavía no ha tocado techo, tenemos margen para mejorar, y en eso estamos".

Lamentablemente, en tan señalada edición la fatalidad quiso que el corredor Alejandro Borges falleciese tras participar en la carrera de 15 kilómetros. Por supuesto, todos los actos de celebración se suspendieron en señal de duelo y respeto por el corredor. La imagen de su entrada sonriendo bajo el arco de meta, mostrándose feliz por lo vivido en carrera, no podía presagiar que su noble corazón parase unos minutos después. A su memoria y a quienes lo tendrán siempre en su recuerdo va dedicado este reportaje. ¡Por ti Alejandro!

Más Información: www.patagoniaeventos.com




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