Como muchos ya sabéis, Scott es una marca más conocida en el mundo de la bicicleta que en el running. Aun así, la colección de zapatillas que ofrecen goza de modelos altamente interesantes, y es precisamente en las zapatillas de trail donde la marca ha puesto toda la carne en el asador con unos modelos que no están llamados a ser una mera comparsa sino que vienen a dar guerra a las vacas sagradas de esta modalidad.
Sin duda alguna la Scott Kinabalu es una zapatilla que, así de primeras, llama la atención y hasta choca. Como sus hermanas de colección presenta una forma cuneiforme cuando muchas de sus rivales apuestan por hormas planas. En teoría este sistema de construcción favorece, en este caso obliga, a una pisada de medio pie hacia delante muy típica de corredores de pista, pero estamos ante una zapatilla de trail y, para colmo, os la prueba un pistero como yo, con una técnica de carrera un tanto peculiar.
Pues bien, resulta que esta forma cuneiforme no solo vale para correr cual atleta africano, sino que en trail permite afrontar las subidas con mayor potencia y menor fatiga, ya que la curvatura de la zapatilla nos evita hacer el trabajo de colocar el pie con el grado de ataque adecuado. Para las bajadas casi que resulta igual de efectiva, pues cuando la velocidad ya invita a pegarnos un trompazo basta con buscar un par de apoyos de talón y el ángulo que tiene te frena rápidamente. Lo básico hemos visto que funciona, pero ahora vamos a los detalles, que en una zapatilla de trail son muchos e importantes.
De abajo a arriba comienzo el repaso a la Kinabalu por su suela, que en trail supone buena parte del éxito o el fracaso de un modelo. La suela presenta un taqueado no demasiado agresivo ni por dibujo ni por longitud de los tacos de goma que la componen, pero sí es tremendamente eficaz a la hora de buscar tracción y agarre a pesar de que los compuestos utilizados son duros. Además, dicha dureza no sirve para evitar un desgaste algo más acusado del deseado en los tacos delanteros, que obviamente sufren mucho con la posición de carrera que te obliga a llevar la zapatilla.
Está reforzada en ambos extremos por un compuesto aun más duro que, yo al menos, extendería algo más en la zona delantera. Justo por encima de la mediasuela hay una capa termoplástica dura que evita que adivinemos con nuestros pies cuan afiladas están las piedras del camino. La mediasuela cumple a las mil maravillas proporcionando una amortiguación muy ligera (la zapatilla baja holgadamente de los 300 gramos) pero con la necesaria suficiencia para cubrir recorridos de corta y media distancia. El tacto es medio-blando, muy cómodo.
He aquí el punto donde más dilema tienen las marcas, pues como dice el refrán, para gusto los colores. Scott en este caso apuesta por lo que vienen haciendo casi todas las marcas de trail: poner una horma generosa donde casi cualquier pie se puede acomodar. Para asegurar esta horma se tira de un upper bastante reforzado pero al a vez ligero y que no produce molestia alguna. Añade algún detalle como unos cordones magistralmente ejecutados o una tira en el talón para colocarlas velozmente.
En resumen, es una zapatilla para entrenos o competiciones de quienes gustan correr a ritmos medios y altos pero con buena protección y sobre distancias inferiores a 20-25 kms. Muy recomendables para carreras con perfil muy agresivo o kilómetros verticales.
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Colaboradores Área de Entrenamiento: Jerónimo Bravo y Miguel Ángel Rabanal. Área de Material: Fernando Chacón y Kike de Diego Álvarez. Área de Salud: Enrique García Torralba y Doctor López Chicharro. Área de Nutrición: Viviana Loria Kohen. Área de Carreras: Ignacio Mansilla. Área de Trail: Miguel Caselles, Juan Antonio Alegre y Juanma Agejas. |