Los Diez Mil del Soplao, el Infierno Cántabro

Pensamos que quedaban muchas pruebas trail sin catar y nos inscribimos a ese potro de tortura al que llaman El Infierno Cántabro y que reúne dos modalidades hermanadas: la bicicleta de montaña y el trail running. En la verde Cabezón de la Sal, a escasos kilómetros del mar y de la montaña, tres mil bikers, cientos de runners y dos mil senderistas optan a la categoría de "yo salí entero del Infierno cántabro".

En el menú, 123 kilómetros para la ultramaratón o 45 para los senderistas y trailrunners. Compartiendo monte con nosotros estarían los chicos de las bicicletas de montaña. Hay caminos y barro para todos. A las 8h:15 ya no queda nadie quieto. Los miles de aventureros estábamos pataleando o pedaleando monte arriba. Los avituallamientos son un oasis y las travesías por las zonas urbanas un cálido refugio, donde nadie para. Siempre hacia arriba, siempre hacia lo más duro.

La Sierra del Escudo nos recibe con su hierba constantemente mojada. Ascendemos zigzagueando y pronto coronamos para tirarnos por un cortafuegos donde cada año se tiran miles de fotos. Y lo merece, a pesar de que destrocemos las fibras musculares de los cuádriceps. De algún modo llegamos abajo y disfrutamos de Ruente, su puentecito de piedra, de cientos de espectadores. ¿El infierno es así de agradable?

Posteriormente nos ascienden a serpentear por un sendero mágico. El problema es que la denominada Ruta de los Puentes está embarradísima y el sendero trenzado por los bosques más maravillosos del globo es una demostración de patinaje y de dureza. Ascenderemos, descenderemos, mojaremos el calzado para quitar el barro y, a la humedad, se pegará más barro todavía. Con estas nos plantaremos en las dos ascensiones más duras del día en distancia maratón.

Después del penúltimo avituallamiento de la prueba, cuando tenemos asumido el final de la tortura del barro, se asciende a Brañazarza, con los músculos gritando. Trescientos metros de desnivel en kilómetro y medio por una senda de hierba. Un escalón para tomar aire entre matojos y llega el plato fuerte: el Toral. Desde su base la visión es terrible. Según los corredores de élite apenas son diez minutos para arriba. Pero nosotros tardamos un rato más en gatear a tramos una pared de quinientos metros en los que se ascienden ciento sesenta.

El premio es coronar al viento y ganarse un continuado descenso mientras las vistas obligan a frenar. O corres o miras el paisaje. Las dos cosas te garantizan una costalada pero, ¿quién ha dicho que el trail running sea fácil?

Los protagonistas

Muchos nombres cántabros en el top 10 de la prueba. El duro Jose Francisco Gutiérrez, que se impuso días atrás en la Vertical de la Viorna, llegaba a meta como vencedor del maratón por debajo de las cuatro horas. La atleta de Torrelavega Nuria Pérez bajó de las seis horas para llevarse la victoria en categoría femenina. Doce horas empleó Ramón González como vencedor de la ultramaratón. Siete horas después llegaba la cántabra Ana Bustamante.

Las cifras

Maratón: 45km, 2.000 metros de desnivel positivo. 376 llegados.

Ultramaratón: 123km, 4.500 metros de desnivel positivo. 102 llegados.

Ruta a pie: 45km. 1457 llegados.

BTT: 165km. 2675 llegados.

Más Información: www.diezmildelsoplao.com.