El pasado 23 de septiembre se celebró la primera edición del Maratón de Javalambre. Una prueba que se incorpora a la gran familia de los maratones y a la de las carreras de montaña. Esperemos que en un futuro se siga consolidando en el calendario nacional dando a conocer esta recóndita zona de la Comunidad Valenciana.
Unos cien atletas se dieron cita en la localidad de Puebla de San Miguel para levantar el telón junto con los voluntariosos organizadores. La plaza con la iglesia de testigo fue el lugar donde se levantó el arco de salida y meta en este pequeño pueblo situado en Rincón de Ademuz, comarca de la provincia de Valencia, situada ente las de Cuenca y Teruel.
Los 42,195 kms, con 4600 metros de desnivel acumulado, discurrían principalmente por sendas (64%) y caminos (33%), siendo la altitud media de la prueba 1600 m. Mucha piedra suelta en ambos casos y mucho arbusto y maleza baja en el camino lo cual propició que los corredores acabaran con piernas y brazos llenas de arañazos y espinas. Incluso algún tramo de sendero fue recuperado por los organizadores, limpiándolo de matojos, y en otros los propios atletas abrían camino siguiendo los lazos rojos que marcaban la ruta a seguir.
Un recorrido muy ratonero con un continuo subir y bajar donde se coronaban las cimas de Gavilan (1705 m.), Barracas (1838 m.) y Cavero (1982 m.). Interesante la idea de imprimir el perfil gráfico de la carrera en el dorsal por si en algún momento algún corredor andaba desorientado y quería saber lo que le quedaba por delante. Y para más información se podía consultar el buff, presente en la bolsa del corredor, donde estaba impreso el mapa de la zona con el trazado del maratón. Dos detalles más del esmero que puso la organización, que en todo momento se preocupó del buen discurrir de la prueba con una buena señalización y de surtir de variados avituallamientos líquidos o sólidos. Inolvidable el de la máxima altura de la carrera, el pico Cavero, donde uno podía degustar unas ricas rosetas, dulces típicos de la zona, mientras contemplaba un espectacular panorámica con la sierra de Javalambre en su máxima expresión y las antenas de su cima más alta (2020 metros) ya próxima.
Sin duda, estos kilómetros por la parte más alta de recorrido fueron muy bonitos con el horizonte perdiéndose en el infinito y un paisaje muy alpino con escasa vegetación donde destacaban las majadas estivales, pastizales y sobre todo las sabinas rastreras, auténticos islotes verdes en un mar de piedras.
Otro de los momentos cumbre fue el paso por el paraje del Salto de las yeguas, cascada de agua natural en una sombría garganta, que significó el inicio de la subida al punto más alto de la Comunidad Valenciana, Alto de Las Barracas o Calderón, una cima roma que sitúa el vértice geográfico rodeado de pinos. Fueron unos seiscientos metros de desnivel con tramos de tracción 4x4 donde el apoyar las manos en el suelo o en los troncos de los pinos facilitaba la ascensión. Un esfuerzo gratificado por el hecho de pasar por la cumbre de una Comunidad Autónoma que en este caso se encuentra fuera del núcleo central del territorio valenciano. Y más gratificante para la primera mujer y el primer hombre que pasaron por este punto al ser premiados con unas esparteñas o albarcas elaboradas por un artesano de la zona.
Una recompensa que se sumó a los jamones de los ganadores absolutos o los chaquetones de los veteranos que fueron recogiendo en el original podium que se improvisó en los escalones de la iglesia. Un fin de fiesta que se alargó hasta la tarde ya que los tiempos de cierre de control fueron amplios para permitir que la mayoría de participantes pudieran completar la prueba. Algo más de ocho horas tardaron los últimos clasificados que se lo tomaron con más calma para disfrutar del entorno o no castigarse físicamente con vistas a venideras competiciones tan frecuentes en el inicio del otoño. Sin ir más lejos, el club de muntaya CXM, presente en la organización, ya tienen en el horizonte otra de sus pruebas, la ya consolidada k25 Trail de la Calderona.
En resumen, la Maratón de Javalambre fue un éxito deportivo, organizativo y paisajístico y sin duda fue una buena razón para conocer el recóndito Rincón de Ademuz, subir a la cima de la Comunidad Valenciana y practicar nuestro deporte favorito. Los 42, 195 kms dieron para mucho y los atletas se llevaron lo suyo aunque si alguno quiere más madera, informarle que a primeros del pasado junio se celebró el primer Ultra Trail Rincón de Ademuz que recorrió prácticamente toda la comarca.
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