Seguimos analizando las zapatillas de la colección primavera-verano de Joma y este mes es el turno de la Híspalis XIII. En líneas generales, podemos definir este modelo como una clásica zapatilla de entrenamiento pensada para acumular kilómetros. Su mejor virtud es la amortiguación, conseguida con dos tipos de densidad en la mediasuela y la inserción de gel en el talón. La sensación de almohadillado bajo nuestros pies está bastante lograda y perdura con el paso de los kilómetros. La amortiguación es, con mucha diferencia, la mejor cualidad de la Híspalis.
Y es que hay otros aspectos en los que esta zapatilla flojea si la comparamos con otras de su liga. Echo de menos la comodidad que sí me da la Titanium XIV, sobre todo en la fase de despegue, donde la Híspalis puede resultar algo rígida. Hablamos de un calzado robusto, firme, compacto, en definitiva, una zapatilla de combate equipada para avanzar sobre terrenos complicados sin miedo a dar un paso en falso. Su durabilidad es otra de sus grandes cualidades, ya que su dureza (en todos los aspectos) nos asegura una vida más larga y duradera que la que tienen las zapatillas tradicionales de running.
Su suela es agresiva y polivalente, con un taqueado de cuadrícula que reune casi un centenar de microtacos en la zona del mediopie y el antepie, lo que asegura una buena tracción para los corredores que pisen con esta parte y en los entrenamientos de series que nos obligan a ir a ritmos más elevados. Aunque, no nos engañemos, la Híspalis es una zapatilla para ir a un ritmo más bien bajo. Su estructura y construcción anima a apoyar de talón, algo que es un paraíso para los taloneros cerrados (como yo) pero un inconveniente para los que exigen la máxima eficiencia apoyando con el antepie.
La zona delantera, en mi opinión, es algo estrecha por la parte externa, lo que puede suponer el roce del dedo meñique con la estructura de la zapatilla en función del tipo de usuario que la calce, problema solucionable en todo caso pidiendo media talla más de la habitual o desgastándola con el paso del tiempo. En el eje de la mediasuela encontramos una pieza estabilizadora que reduce la vibración del pie en el momento de golpear contra el asfalto.
Por último destacar su ajuste, en donde la Híspalis saca otro sobresaliente. Su upper se encarga de envolver el pie y evitar cualquier deslizamiento en el interior. En resumen, estamos ante una zapatilla que nos ofrece todo esto: gran amortiguación, buen ajuste, notable estabilidad, sobresaliente durabilidad y polivalencia a la hora de alternar superficies de entrenamiento.
· Perfil de usuario: Corredores de peso medio-alto y de pies poco sensibles que busquen una zapatilla clásica dotada de una amortiguación sobresaliente para rodar a ritmos más lentos que 4:30 minutos por kilómetro.
· Precio: 90 euros.
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Colaboradores Área de Entrenamiento: Jerónimo Bravo y Miguel Ángel Rabanal. Área de Material: Fernando Chacón y Kike de Diego Álvarez. Área de Salud: Enrique García Torralba y Doctor López Chicharro. Área de Nutrición: Viviana Loria Kohen. Área de Carreras: Ignacio Mansilla. Área de Trail: Miguel Caselles, Juan Antonio Alegre y Juanma Agejas. |