Vanessa Veiga: "Sueño con ser finalista olímpica"

¿El Campeonato de España de Maratón ha sido tu mejor victoria?

Sí. Era la primera vez que preparaba un maratón. Debuté, las sensaciones fueron muy buenas y desde luego sí que se ha tratado de mi mayor logro deportivo. Creo que no se puede pedir más; ser Campeona de España en mi primer maratón, y conseguir mínima olímpica.

¿Te has encontrado a gusto en esta distancia?

La verdad es que sí. Había entrenado muy bien y me encontraba perfectamente adaptada a los entrenamientos. El día del maratón creo que podía haber hecho bastante mejor marca, pero mi entrenador me dijo que saliera a asegurar la plaza. Salvo al final, fui muy cómoda durante toda la carrera.

¿El título se lo dedicaste a alguien o ha sido sólo para ti misma?

Es un título que dedico por completo a mi familia. Ellos son el motor de mi cuerpo. Sin mis suegros, mis padres, mi marido y mis hijos no habría sido capaz ni de conseguir todo esto ni de preparar un maratón, que es una de las pruebas más complicadas y difíciles de entrenar para un deportista. Sin la ayuda de mi gente no podría hacerlo.

Después de interrumpir tu carrera deportiva para formar una familia; ¿cómo y cuándo decides volver a la competición?

Me lo llevaba planteando desde hacía un par de años. Lo que pasa es que cuando tenía la decisión medio tomada, me quedé embarazada del pequeñajo, de David. ¡Está claro que de esta forma no podía regresar! Además empezó a coincidir con los años en competición un poco peores de Julio, cuando con la lesión no rendía todo lo que queríamos. De alguna manera veíamos que el final de su carrera deportiva llegaba, y que este podía ser el mejor momento para intentar retomar yo la mía. En su último maratón, el de Amsterdam, el 18 de octubre de 2009, entre la rabia y la decepción de lo que le estaba pasando a él (y con la certeza de que ya se había acabado todo), decidí volver a los entrenamientos ese mismo día.

¿Y pensaste que alcanzarías cotas tan altas?

No, la verdad es que no. Esperaba llegar a un nivel similar al que tenía antes, pero no me planteé metas. Tampoco me las planteo ahora. Disfruto haciendo lo que me gusta y, gracias a Dios, me están saliendo muy bien las cosas. Trabajo en el día a día; no pienso en el mañana. Después de ver la lesión de Julio y comprobar que esto se puede acabar de un día para otro sin que uno lo decida, no me planteo metas; sino ir trabajando día a día hasta que el cuerpo aguante.

Y por supuesto, ni te planteaste ir a unos Juegos Olímpicos...

¡Toda vía no me lo creo! Me hace mucha ilusión. Sé que ahora sí que me toca apostar fuerte por el atletismo. Sé que me va a costar mucho trabajo entrenar bien para conseguir una buena marca, y que durante unos meses tengo que pensar más en mí que en los niños, pero creo que por un sueño y por un objetivo tan importante como este merece la pena. No me planteo nada más que intentar superarme, entrenar mucho, y aparte de hacer una gran marca, hacer un buen puesto.

¿Cuál sería esa buena marca o puesto?

Creo que si fuera capaz de conseguir una marca en torno a 2h:27 ó 2h:28, un puesto de finalista no sería demasiado descabellado. Con ese objetivo es con lo que sueño. Luego hay que ser consciente de que cada carrera es un mundo, voy a otro país, es una cita demasiado importante, los nervios pueden jugarte una mala pasada... El maratón son cuarenta y dos kilómetros y en ellos puede pasar cualquier cosa. Desde luego, yo voy a entrenar para intentar correr en esa marca.

Correr en ese tiempo supondría rondar el récord de España (2h:26.51)...

Intentaré correr cerca de ese tiempo. Es mi segundo maratón y hay que hacer las cosas poquito a poco y con los pies firmes en el suelo. Rebajar ese tiempo es un objetivo más a largo plazo.

¿Vivías con muchos nervios los Juegos Olímpicos de Julio Rey? ¿Se encuentra nervioso ante tu debut?

Yo siempre he vivido sus Juegos como míos. Tenía los mismos nervios que Julio, e incluso antes de que empezara a competir tenía que ir yo también al servicio. Mis sensaciones eran las mismas que pudiera tener él. Y Julio con respecto a mí tiene la misma ilusión y las mismas ganas que cuando él competía. Ahora me tiene que ayudar un poco más porque es mi turno. Soy una persona que se refugia mucho en mi familia y en mis amigos, y ellos son los que me tienen que empujar para adelante.

¿Te pones tú más inquieta cuando ves competir a Julio, o él cuando te ve competir a ti?

Yo soy muy nerviosa y siempre me he puesto muy nerviosa al verle competir. Él, como se conoce mejor que nadie, lo llevaba mejor que yo. En cambio ahora sucede al contrario. De todas formas con sólo mirarnos nos entendemos perfectamente. Hasta ahora hemos tenido la suerte de poder hacer juntos muchas carreras, pues todavía podían correr los hombres junto a las mujeres. En la ruta eso era para mí una suerte. Por ejemplo, en el Campeonato de España de Medio Maratón del año pasado Julio me iba acompañando y como me llevaba al lado y me conoce muy bien, sabía que yo iba fenomenal. Ahora que ya no puede correr conmigo, está un poco más nervioso. Pero mira, ¡ahora le toca a él!

En alguna carrera habéis compartido pódium. ¿Cómo es compartir victoria con tu marido?

Es muy bonito. Para mí Julio siempre ha sido el mejor atleta español, y la verdad es que el poder compartir tu vida con la persona a la que admiras es lo mejor que puede haber. Recuerdo todavía la victoria que más ilusión me hizo. Yo era aún junior y los dos ganamos el Campeonato de España de Cross de Vitoria (1999). Me da muchísima alegría cada vez que los dos subimos al pódium a la vez.

Haber interrumpido tu carrera para dedicarte a tu familia; ¿cortó tu proyección o te ha convertido en mejor atleta ahora?

El atletismo no son matemáticas. Nadie te asegura que una continuidad te pueda llevar a lo más grande. Hay parones, hay lesiones..., hay de todo. En ese momento decidí que formar una familia era lo más importante para mí y no miraba más allá de lo que tenía delante. Siempre he sido una persona con las ideas muy claras. Decidí quedarme embarazada con veinticinco años y con mucho tiempo por delante, y yo sabía que algún día iba a volver. Lo decidí y aquí estoy. No al nivel de otras atletas de mi edad, con las que he compartido mucho tiempo, pero creo que con el tiempo puedo llegar a estar a su nivel. No creo que haya interferido para nada ese parón.

¿Cómo se tomaron tus antiguas amigas y rivales tu reaparición?

Al principio nadie se esperaba, ni yo misma, que los resultados iban a ser tan buenos. Con tres meses de entrenamiento conseguí un buen puesto en el Campeonato de España de Cross de La Coruña, y ahí fue cuando empezamos a pensar que las cosas podían empezar a funcionar bien. Ese mismo verano fui tercera en el Campeonato de España de 10.000 metros en Cáceres, donde hubo un calor y unas condiciones muy adversas. Enseguida mi suegro y mi marido se dieron cuenta de que había vuelto para quedarme. Muchas de mis compañeras se sorprenden y otras me animan un montón. Tengo la suerte de contar entre mis mejores amigas a chicas con las que compito, como son Gema Barrachina o Nuria Fernández.

¿Y qué tal llevas que tu entrenador sea tu suegro?

Directamente mi suegro dice que soy su hija; creo que es la persona que mejor me conoce. Muchas veces llego a entrenar, y a lo mejor he pasado una mala noche por los críos o por lo que sea, y me dice Vanessa, vámonos a casa. Él mismo es el que me anima a no entrenar ese día porque sabe lo cansada que estoy. Hay comunicación y confianza total, y creo que es por eso por lo que funcionamos tan bien.