Jose Carlos Hernández: "Al vivir en una isla paso muy desapercibido"

¿Cómo has vivido la gran repercusión de tu buena marca en el Maratón de Barcelona?

Vivo en una isla pequeñita como es Lanzarote y mediáticamente se ha escuchado mucho. Toda la gente que se mueve en el mundillo del deporte me conoce y sabe quién soy. Por la calle todos me han felicitado. Hacer la mínima olímpica en Barcelona ha provocado un boom mediático bastante bueno. Al principio me saturaba un poco; intentabas mirar alguna noticia en internet y me veía en un montón de sitios. Incluso se ha agregado mucha gente nueva a mis redes sociales para felicitarme. No estoy acostumbrado a esto y me encuentro un poco sobrepasado, pero la verdad es que se agradece.

¿Se pasan muchos nervios esperando la lista de convocados para la Selección?

Si ya tuviera la experiencia de estar metido en estos temas de clasificaciones no los pasaría. He hecho una marca más importante que la lograda para el Mundial de Daegu, pero en cualquier caso me puedo quedar sin plaza. Faltan por correr aún grandes atletas. En todo caso, en los últimos cuatro años muy poca gente ha bajado de dos horas y doce minutos. Sólo Pepe Ríos, Rafa Iglesias, Castillejo, y ahora yo lo hemos conseguido.

¿Qué supondría para ti ir a unos Juegos Olímpicos?

Estamos a la expectativa y tengo la ilusión de un niño que hace veinte años veía 'flipado' los Juegos de Barcelona. Si ahora me viera allí sería algo inexplicable. Si al final soy convocado no sé qué va a ser de mi vida. ¡Sería una cosa muy grande, un sueño! Aún no he tenido la oportunidad de ser internacional, y participar en las Olimpiadas es el sueño que persigue cualquier deportista. En las últimas temporadas mi entrenador y yo, viendo la evolución que llevaba en el maratón, teníamos expectativas de pelear para poder estar en ellas, y también en otros campeonatos. El trabajo realizado por fin ha salido ahora.

En el Maratón de Barcelona, ¿te regulaste al ver que ibas demasiado bien?

Calentando me encontraba espectacular; me notaba muy suelto. Un maratoniano cuando sale a una carrera tiene que sentirse un poco pesado porque está muy cargado de carbohidratos. Debe tener el músculo redondito, como digo yo. Sin embargo, a los pocos kilómetros, noté los tendones muy tensos; me dolían. También me molestaban los gemelos y eso me preocupó. Sentir problemas nada más empezar no me gustó nada, así que lo que hice fue despreocuparme de la carrera y echarme atrás para dejarme llevar por el grupo. Nunca me creí del todo que iba fuerte. Sí que es verdad que de pulmones y de corazón me encontraba cada vez mejor con el paso de los kilómetros. En el veintiocho vi que Chema y Leiva ya no estaban, y me sentí más relajado ya que entonces competía sólo contra el crono y no contra otros dos atletas. Según avanzaba la carrera los dolores no fueron a más y me fui viendo más en competición. En los últimos dos kilómetros los gemelos me iban tirando mucho y apenas me podía impulsar. Llegué a meta con la cara desencajada. Muscularmente no podía dar más impulsos para poder correr.

¿Sabías que estabas rodando en tiempos de mínima olímpica?

Sí, porque la organización nos iba cantando todos los miles que pasábamos. En todos nos decían que íbamos a 3:05, 3:04, 3:07. Yo sabía que mi ritmo era bueno, pero no sabía cuál era exactamente. En el kilómetro cuarenta sí que miré el reloj y fue cuando me di cuenta de que podía bajar de 2h:12. Mi cabeza se quiso olvidar del crono para no obsesionarme. Iba con los atletas de Kenia y sabía que me iba a salir una buena marca.

¿Cómo llevaste quedarte fuera del Mundial de Daegu el año pasado?

Hice la mínima en Berlín y tuve la mala suerte de no ir. Creo que me lo merecía, y más teniendo mínima A y sobrando plazas. Al vivir en una isla paso muy desapercibido, y a lo mejor la Federación no valoró el trabajo que había hecho. Me quedé muy herido y todo aquello me generó problemas de ansiedad. Haber ido a Daegu me habría ayudado a mejorar mis entrenamientos y a contar con más ayudas para mejorar mis marcas durante este invierno. Estoy muy contento de la temporada actual, pero me duele todo lo ocurrido el año pasado. Uno vive de esto con toda la ilusión del mundo, y deja de lado el querer ganar algún dinero en carreras para intentar ser internacional y poder moverte a niveles de grandes campeonatos.

¿Alguna vez has disfrutado de la condición de becado?

Nunca he tenido beca, con mis marcas nunca he podido optar a ellas. Tengo alguna pequeña ayuda en Lanzarote, pero más que dinero lo que consigo gracias a mi club es un fisio y una dietista gratis. Esa es toda la publicidad que tengo. Como ves, son ayudas muy chiquititas que me dan para muy poco, pero gracias a ellas puedo seguir. Las carreras están cada vez más complicadas; ya no hay fijos, y los premios son cada vez más bajos.

Además por lucir esos anunciantes te descalificaron en el Medio Maratón de Las Palmas...

Sí me descalificaron y mi victoria no fue válida. La gente se alarmó por mi descalificación, pero asumo el error. Se trataba de una carrera oficial y como tal tenía que vestir la ropa oficial. Tengo un acuerdo de palabra con mi club, que en carreras populares me deja poner su nombre (Tenerife Caja Canarias) debajo de dos patrocinadores (mi fisio y el hotel Sands Beach). Esto no se puede hacer, y al ser Las Palmas una carrera federada me tocó la sanción. En estos cuatro o cinco años que lo llevo haciendo nunca me había ocurrido hasta entonces. Me descalificaron; perdí cuatrocientos euros, pero por otro lado gané un poquito más. Me mereció la pena aunque no lo volveré a hacer.

¿Tienes dedicación plena al atletismo?

Sí, aunque no me da para mucho. No tengo hipoteca y el coche lo tengo pagado desde hace años. No tengo dinero pero tampoco gastos. Si mi economía estuviera mejor, psicológicamente me encontraría más tranquilo y no tendría la cabeza dando vueltas. Una cosa es que no ganes mucho dinero y otra que malvivas y que tengas que pedírselo a tu padre para pasar el mes.

A pesar de vivir en Canarias, has declarado que te sienta mal el calor.

¡Era lo que pensaba hasta que corrí el Maratón de Barcelona! Viviendo en Lanzarote, se daba la casualidad de que hasta ahora las únicas carreras que se me habían dado bien eran aquellas en las que había hecho frío. En Sevilla corrí con cuatro o cinco grados, y en Berlín lloviendo y a una temperatura de entre diez y doce. En cambio en Rotterdam, con veinte grados, me terminé retirando, y el pasado verano, también en Berlín, pasé calor y finalicé con calambres. Por eso te digo, que hasta Barcelona pensaba que se me daba bastante mal el calor, pero allí, en el último diez mil, con más de veinte grados, terminé en 30:45.

¿Hasta dónde puedes llegar en tu carrera atlética?

Aunque ya tengo treinta y cuatro, cada año que pasa me veo mejor, más solvente. No hago unos entrenamientos espectaculares de grandes series, pero no me hace falta. El estilo de preparación que tiene Juan Carlos Granados conmigo hace que ronde los 3:08 ó 3:06 como mucho en mis series más rápidas de mil metros. Hay gente que prepara el maratón más rápido que yo, que lo entreno más lento. Creo que esta manera de entrenar me da un colchón. Nunca voy a tope ni entreno muy fuerte; siempre voy muy regulado. Y si con treinta y cuatro años, y entrenando un maratón, hice 8:12 en un tres mil en pista cubierta con mi club, creo que puedo mejorar mucho más la marca en cuarenta y dos kilómetros.