Hace doscientos cinco años una revuelta popular liderada por el Príncipe Fernando VII convirtió a Aranjuez en el centro de atención de todo el país. Aquel motín, fruto de las desdichas nacionales, fue un acontecimiento histórico que situó a esta villa madrileña en el mapa. El domingo por la mañana Aranjuez volvía a sentirse inquieta, con más gente de lo habitual en sus calles, marchando de un rincón a otro sin un destino claro ni concreto. No eran revolucionarios, ni opositores a Carlos IV, sino corredores populares dispuestos a dejar su sello en este evento deportivo que está empezando a dar sus primeros pasos.
Apenas a cuarenta kilómetros del centro de Madrid se ubica la ciudad de Aranjuez, un escenario propicio para albergar carreras en ruta debido a su llana orografía. Acostumbrados a las rampas y las cuestas de su ciudad, muchos madrileños decidieron coger el coche, o el tren, y desplazarse a la villa de Aranjuez en busca de una buena marca sobre la distancia de 21,097 kms. El perfil del circuito es prácticamente llano, sin desnivel alguno. Si bien hay algunos tramos de tierra que puede ralentizar algo el ritmo de carrera.
Así, poco después de las ocho de la mañana las calles de Aranjuez ya iban tomando color. Todas las miradas se dirigían al cielo, negro, amenazante. Unos minutos antes del inicio, programado para las 10:00, una tímida lluvia se hacía notar. Fue el momento de incertidumbre para todos los presentes, que debían elegir entre correr más protegidos o hacerlo como si el cielo fuera a abrirse y el sol terminara por imponerse. Y esto último fue lo que ocurrió. La climatología fue benévola y al final la prueba contó con una temperatura ideal para correr.
La Media Maratón de Aranjuez - Sotos Históricos es una carrera rural, muy campechana. La mayoría del recorrido transcurre por la periferia de la ciudad, por carreteras secundarias que rodeaban a gente que trabaja en el campo. El plato fuerte de la prueba llegaba en el kilómetro 17, donde el trazado encaraba los Jardines del Príncipe, un lugar protegido e imán turístico de esta ciudad. El público congregado estaba casi en su totalidad en la línea de meta, donde la infraestructura de carrera se levantaba con un gran arco de salida, unos puestos de avituallamiento y un guardarropa en un instituto.
Hasta las 12:30 del mediodía fueron llegando los últimos corredores, unos más cansados, otros menos, pero todos con la satisfacción de haber corrido una prueba de gran futuro en la Comunidad de Madrid. La organización, a cargo de Andrés Alañón (ultramaratoniano y creador de la empresa Chiptiempo), fue sobresaliente. La caseta de dorsales y el guardarropa se desenvolvió con gran agilidad, y la bolsa del corredor estaba formada por varias bebidas, una pieza de fruta, una revista, y una camiseta conmemorativa.
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