Bekoji, cuna de grandes campeones olímpicos

En Bekoji, una pequeña comunidad rural en Etiopía, correr es una forma de vida. En los juegos olímpicos de Beijing, sus atletas ganaron las cuatro medallas de oro de las carreras de larga distancia, dinamitando las marcas de cualquiera de los países más industrializados. Cada mañana, Alemi, Hawi y Biruk, tres chicas adolescentes, se entrenan junto con más de 200 niños y jóvenes bajo las órdenes de Sentayehu Tulu, primera mujer africana en ganar un oro olímpico en 1996 e inspiradora de incontables atletas de élite, incluyendo campeones mundiales como Kenenisa Bekele, Tariku Bekele y Tirunesh Dibaba.

Alemi es hija de un granjero y tiene que convencer a su familia para que le permitan tener una vida distinta a la que tuvo su madre. Biruk tiene que trabajar en el quiosco de su abuela en la carretera principal del pueblo, mientras lo combina con la escuela y los entrenos. Hawii es probablemente la que tiene más opciones de triunfar: vive en una pequeña casa con la familia al completo y espera seguir los pasos de su hermana, que se entrena en Estados Unidos.

Bekoji ofrece muy pocos caminos a sus jóvenes, más allá de la agricultura de subsistencia, especialmente cuando se trata de las mujeres. Sólo un pequeño porcentaje de las chicas tienen acceso a la educación secundaria y muchas acaban casándose muy jóvenes. Para Alemi y Hawii, correr es la oportunidad de tener una vida distinta. Los hoteles, garajes, tiendas y casas de los atletas locales que han conseguido triunfar son la prueba más directa de este sueño. Una película sobre correr, pero también una película sobre qué quiere decir ser adolescente en un país en transición, en un pueblo donde hace cinco años, justo al inicio del rodaje de este documental, no había electricidad, móviles o internet. Correr para ganar el futuro. Un retrato de Etiopía vista a través de las esperanzas y aspiraciones de una generación decidida a construir un futuro mejor para ellos y para su país.

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